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miércoles, 24 de octubre de 2012

Jorge Manrique, Coplas por la muerte de su padre


J O R G E M A N R I Q U E, Coplas por la muerte de su padre (selección)

Algunas de estas coplas aparecen en el libro de texto (pág. 190 y siguientes). Deberéis realizar las actividades nº5, 8 y 9 del libro.

(Coplas I a V)
I
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte 5
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer, 10
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
II
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado, 15
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar 20
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
III
Nuestras vidas son los ríos 25
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir; 30
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos 35
y los ricos.
IV
Invocación:
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones, 40
que traen yerbas secretas
sus sabores;
A aquél sólo me encomiendo,
aquél sólo invoco yo
de verdad, 45
que en este mundo viviendo
el mundo no conoció
su deidad.
V
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada 50
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos, 55
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos. 60

(Coplas de XIII a XVII)

XIII
Si fuese en nuestro poder 145
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan glorïosa,
angelical, 150
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cativa,
dejándonos la señora 155
descompuesta!
XIV
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos, 160
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados, 165
así los trata la muerte
como a los pobres

XVI
¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención 185
como trajeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos? 190
¿qué fueron sino verduras
de las eras?
XVII
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores? 195
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas 200
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?

(Coplas de XXV a XXVIII)


XXV
Aquél de buenos abrigo,
amado por virtuoso 290
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros 295
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron. 300

XXVI
Amigo de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados 305
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos! 310
¡A los bravos y dañosos,
qué león!
XXVII


En ventura Octaviano;
Julio César en vencer
y batallar; 315
en la virtud, Africano;
Aníbal en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito en liberalidad 320
con alegría;
en su brazo, Aureliano;
Marco Tulio en la verdad
que prometía.


XXVIII
Antonio Pío en clemencia; 325
Marco Aurelio en igualdad
del semblante;
Adriano en elocuencia;
Teodosio en humanidad
y buen talante; 330
Aurelio Alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino en la fe,
Camilo en el gran amor 335
de su tierra.



(Coplas de XXXIII a XL)


XXXIII
Después de puesta la vida 385
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero: 390
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la muerte a llamar 395
a su puerta,
XXXIV
diciendo: «Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero, 400
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama, 405
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.
XXXV
No se os haga tan amarga
la batalla temerosa 410
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama glorïosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor 415
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera. 420

XXXVI
El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados 425
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos, 430
con trabajos y aflicciones
contra moros.
XXXVII
Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramasteis
de paganos, 435
esperad el galardón
que en este mundo ganasteis
por las manos;
y con esta confianza
y con la fe tan entera 440
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera
ganaréis.»


XXXVIII
Responde el Maestre
«No tengamos tiempo ya 445
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo; 450
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera 455
es locura.
XXXIX
Oración:
Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y bajo nombre;
tú, que a tu divinidad 460
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona, 465
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»


XL

Así, con tal entender,
todos sentidos humanos 470
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio 475
(el cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria. 480







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